¿Qué es una start-up? ¿Cuáles son sus características? ¿Cómo se financia?

El término «start-up» ha entrado en nuestro diccionario personal en muy poco tiempo.

Tan rápido como las nuevas tecnologías y la digitalización han cambiado nuestra visión y percepción de las cosas en todos los ámbitos de la vida, incluida la forma de crear una empresa.

Las start-ups son un ejemplo de cómo se puede unir la tecnología y el espíritu emprendedor para crear una empresa.

Si visitamos las distintas fuentes contrastadas y expertas en el tema, encontraremos definiciones y descripciones similares pero más desarrolladas.

Unanimidad respecto a las start-ups

Unanimidad respecto a las start-ups

En los últimos años, el término «start-up» se ha convertido en uno de los conceptos más populares y utilizados en el mundo empresarial.

Este término hace referencia a empresas de reciente creación o en fase inicial que buscan crecer rápidamente gracias al uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

En este sentido, es interesante destacar la unanimidad que existe en cuanto a la definición de las start-ups por parte de las principales entidades financieras y empresariales.

La Cámara de Comercio de España afirma que una start-up es una empresa de reciente creación o en fase inicial que presenta un gran potencial de crecimiento y que comercializa productos y servicios mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación.

Por su parte, el Banco Santander describe una start-up como una empresa de reciente creación que, gracias a su modelo de negocio escalable y al uso de las nuevas tecnologías, tiene un gran potencial de crecimiento.

En la misma línea, BBVA describe una start-up como una empresa emergente, normalmente con un alto componente tecnológico y gran potencial de crecimiento y que, en general, apuesta por una idea innovadora que se desmarca de la línea general del mercado.

En definitiva, podemos concluir que una start-up es una empresa emergente o de nueva creación basada en las nuevas tecnologías para su crecimiento y con un excelente potencial de crecimiento. La importancia de este tipo de empresas radica en su capacidad de generar empleo, innovación y crecimiento económico. Por esta razón, cada vez son más las instituciones públicas y privadas que apuestan por el apoyo y fomento de las start-ups como motor de desarrollo económico y social.

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Las grandes empresas tecnológicas

Las grandes empresas tecnológicas

Es común escuchar hablar de start-ups como una nueva forma de hacer negocios, pero ¿de dónde surge este término y cómo ha evolucionado en los últimos años? El término start-up se popularizó en gran medida gracias al éxito de algunas de las empresas tecnológicas más conocidas en todo el mundo, tales como Google, Apple, Facebook y Amazon, que en sus inicios eran start-ups.

Estas empresas comenzaron en un garaje o en un dormitorio universitario con una idea innovadora y con la intención de cambiar el mundo. Al principio, eran pequeñas empresas con pocos recursos y sin una gran estructura organizativa, pero con una gran ambición y determinación por hacer realidad sus objetivos. A medida que fueron creciendo, sus proyectos fueron adquiriendo mayor envergadura, y con ellos también aumentaba el número de clientes, usuarios y empleados.

Gracias al éxito que alcanzaron, estas empresas se convirtieron en verdaderos gigantes del mundo empresarial, con una presencia global y una gran influencia en todos los ámbitos de la vida. En la actualidad, estas empresas no son consideradas start-ups, ya que han alcanzado una posición consolidada en el mercado y tienen una estructura organizativa compleja.

Sin embargo, el espíritu emprendedor que caracteriza a las start-ups sigue siendo una parte fundamental de estas grandes empresas, y es una de las claves de su éxito. Las start-ups son una forma de hacer negocios diferente, basada en la innovación, la creatividad y la adaptabilidad a un entorno en constante cambio.

Uno de los factores que definen a las start-ups es que «mientras que una empresa normal puede tener el ambicioso objetivo de expandirse a un ritmo anual del 10%, una start-up suele buscar multiplicar su negocio entre tres y cinco veces al año», tal y como indica la Escuela de Negocios Innovación y Emprendimiento (IEBS).

Las características de una start-up

Las start-ups han llegado para revolucionar el mundo empresarial. Para ser considerada una start-up, una empresa debe tener ciertas características que la diferencian de las pymes. Entre estas características, se encuentran: escalabilidad, tecnología, enfoque global, juventud y bajos costes iniciales.

1. Escalabilidad:

La escalabilidad es una de las características más importantes que definen a las start-ups. Estas empresas buscan aumentar su tamaño y sus ingresos en un corto periodo de tiempo, mejorando su producción y ventas sin necesidad de aumentar sus costes. A diferencia de las pymes, que tienen una visión más tradicional y se dirigen a un crecimiento más lineal.

2. Tecnología e innovación:

La tecnología y la innovación también son características fundamentales de las start-ups. Estas empresas nacen a partir de ideas innovadoras para satisfacer una nueva necesidad en el mercado y se basan en tecnologías digitales para evolucionar. Aunque las pymes pueden emplear tecnologías punteras, no necesariamente basan su modelo de negocio en la innovación.

3. Enfoque global:

El enfoque global es otra característica que diferencia a las start-ups de las pymes. Estas empresas emergentes tienen como objetivo crecer y expandirse rápidamente, pero con un enfoque más amplio y global. Por otro lado, las pymes se dirigen a un mercado local o nacional.

4. Jóvenes:

La juventud es una característica que define a las start-ups en sus primeras fases de gestión de marca, ventas y contratación de empleados. A diferencia de las pymes, las start-ups no tienen un posicionamiento previo y buscan crecer rápidamente en el mercado.

5. Costes iniciales reducidos:

Los bajos costes iniciales son una premisa fundamental en el nacimiento de las start-ups. Estas empresas emergen con una plantilla reducida y sin locales propios. Muchas de ellas comienzan su actividad en oficinas compartidas, lo que les permite reducir costes de producción para aumentar sus márgenes de beneficio.

Las características de una start-up

Financiación de una start-up

La financiación de una start-up es uno de los aspectos clave para su supervivencia y crecimiento, y se distingue de la financiación de las PYMEs.

Es por eso que es importante analizar las diferentes fuentes de financiación de las start-ups.

Bootstrapping:

En primer lugar, cabe destacar que la financiación inicial suele provenir de los propios fundadores.

Esta financiación propia, conocida como «bootstrapping», es una forma de obtener capital sin recurrir a inversores externos, y suele ser una forma de financiación habitual en las fases iniciales de las start-ups.

Business angels:

Además, otra forma común de financiación son los denominados «business angels», inversores privados que invierten su propio dinero en proyectos de start-ups en los que creen.

Estos inversores suelen estar especializados en este tipo de proyectos y ofrecen no solo financiación, sino también experiencia y asesoramiento para el desarrollo de la start-up.

Crowdfunding:

Otra opción de financiación es el crowdfunding, que consiste en obtener financiación de una comunidad de personas en línea.

Esta modalidad se divide en dos tipos: el préstamo y la inversión en equity, en la que los inversores reciben acciones de la empresa a cambio de su inversión.

Subvenciones públicas:

Por otro lado, las subvenciones públicas son otra fuente de financiación que las start-ups pueden aprovechar.

Existen diferentes tipos de subvenciones a nivel estatal y autonómico que pueden ser solicitadas por las start-ups en función de sus características y necesidades.

Incubadoras y aceleradoras:

Las incubadoras y aceleradoras son otra forma de financiación indirecta que puede ayudar a las start-ups a acelerar su crecimiento y éxito. Estas entidades ofrecen servicios de mentoría y tutoría, además de acceso a recursos y contactos que pueden ser valiosos para las start-ups.

Capital riesgo:

Por último, el capital riesgo es una forma de financiación que se suele utilizar en fases más avanzadas de la start-up, en la que los fondos de inversión especializados aportan cantidades de dinero más elevadas en comparación con otros tipos de financiación.

Esta financiación se divide en diferentes rondas, y es una forma de financiación a largo plazo que puede ayudar a la start-up a alcanzar sus objetivos de crecimiento y expansión.

En resumen, una start-up es una empresa emergente con un gran potencial de crecimiento gracias a su enfoque innovador y tecnológico, su capacidad de escalar rápidamente y su enfoque global. Las características que definen a las start-ups son la escalabilidad, la tecnología, el enfoque global, la juventud y los bajos costes iniciales.

En cuanto a la financiación, las start-ups tienen varias opciones, desde la aportación de capital por parte de los fundadores hasta la búsqueda de inversores externos, como business angels o fondos de capital riesgo. También pueden recurrir a subvenciones públicas o al crowdfunding.

Para cualquier emprendedor que desee lanzar una start-up, es fundamental tener en cuenta estas características y opciones de financiación para maximizar las posibilidades de éxito.

En definitiva, una start-up no es solo una empresa emergente, sino una oportunidad de crear algo nuevo, innovador y con un potencial de crecimiento ilimitado. 

¿Comentame si has comenzado una star-up y que experiencias te ha dejado este gran proyecto? Te leo…

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